¿Te has planteado aprender a meditar? Es probable que la meditación llame tu atención por los beneficios que reporta, pero aún no la intentas por el temor de no poder mantener el hábito diario. O, en efecto, has intentado incluirla en tus rutinas pero no has tenido éxito por falta de constancia. ¿Sabías que el uso de incienso puede ayudarte a hacer de ésta práctica algo natural en ti? Te contamos cómo convertirlo en una parte fundamental de tus meditaciones y cómo puede ayudarte a establecer un hábito.
El incienso y su vínculo eterno con la meditación.
El incienso y el agradable aroma natural que deja escapar al quemarse es conocido por calmar la mente y proporcionar paz interior, purificar los espacios y elevar el estado de ánimo.
En la meditación, la mente necesita calmarse y aislarse de las distracciones para alcanzar la paz absoluta, es por ello que es una práctica común en todo el mundo quemar varitas de incienso antes de empezar a meditar para que las personas puedan concentrarse mejor en sí mismas y en la experiencia. Se trata de una práctica tradicional llevada a cabo durante siglos, en la que la quema de incienso y la meditación van de la mano; la primera para calmar la mente antes de entrar a la actividad, y la segunda para conectar con nuestro ser interior
El reto de la meditación diaria.
Cada vez son más las personas que deciden adoptar la meditación en sus vidas por todos los beneficios que trae al ser humano. Y no están equivocados, se trata de una actividad que aporta enormes efectos positivos a nivel físico y emocional. Empezar con la meditación mejorará tu bienestar general: te ayudará a relajarte, a elevar tu conciencia y a mantenerte enfocado, generando un cambio en todas las áreas de tu vida.
Sí, ya sabes que la meditación es buena para ti. Estás consciente que va a ayudarte a disminuir estrés, dolencias físicas, ansiedad, depresión y mucho más. Entonces…. ¿por qué es tan difícil mantener la constancia? ¿Por qué cuesta comprometerse con una práctica diaria?
Como todo, se trata de la creación de un hábito, lo que siempre va a implicar tiempo, mucho compromiso y acciones constantes para que, paso a paso, la actividad se convierta en algo natural para nosotros. ¿Cómo podemos ayudar a este proceso?
Especialistas en procesos de creación de hábitos señalan que para lograr que éstos sean arraigados en nuestras rutinas, deben existir 3 elementos fundamentales: una señal (o elemento desencadenante) una rutina y finalmente una recompensa.
Podemos aplicar este mismo concepto para desarrollar un hábito de meditación utilizando el incienso como señal. En este sentido, encender incienso previo a la sesión de meditación puede convertirse en esa señal desencadenante que active a nuestro cerebro y lo alerte de que viene una actividad de rutina seguida de una recompensa. Aunque conscientemente sepamos de los beneficios que nos traerá nuestra sesión de meditación, el simple paso físico de encender el incienso es la manera perfecta de fomentar la atención plena y preparar el escenario para una meditación relajante.